En un acontecimiento sin precedentes, la Asamblea del Caquetá se convirtió en el epicentro de un llamado histórico a la unidad y reconciliación entre la dirigencia política del departamento. En una sesión cargada de simbolismo, los líderes políticos escucharon el urgente clamor de los diputados para trabajar unidos en aras del desarrollo y el bienestar de todos los caqueteños.

El Gobernador del Caquetá, Dr. Luis Francisco Ruiz Aguilar, y el Representante a la Cámara, Dr. Jhon Fredy Nuñez, sellaron este compromiso con un apretón de manos significativo, enviando un poderoso mensaje de armonía y colaboración. Este gesto simboliza el inicio de una nueva era para la región, marcada por el esfuerzo conjunto para la construcción de la Segunda Torre del Hospital María Inmaculada, proyecto vital para la salud y el futuro de la comunidad.

El Dr. Mauricio Cuellar, también presente en la sesión, enfatizó la importancia de dejar de lado los egos y los protagonismos personales, instando a concentrar esfuerzos en gestionar proyectos que verdaderamente beneficien a la región.

Además, se anunció la intención de los Representantes a la Cámara de presentar un informe detallado ante la Asamblea sobre las gestiones realizadas ante el gobierno nacional, subrayando así la transparencia y la rendición de cuentas como pilares fundamentales de su labor.

El compromiso por la paz y el desarrollo no estuvo exento de desafíos. El Representante Nuñez destacó los obstáculos enfrentados en la construcción de la Torre, señalando que “los únicos enemigos han sido los pliegos de condiciones”. Además, expresó preocupación por su seguridad personal, que se ha visto comprometida debido a su activismo en defensa de este crucial proyecto.

En resumen, la Asamblea del Caquetá ha sentado un precedente crucial: el de la unidad política en pos del progreso común. “El pueblo no quiere más peleas, debemos trabajar unidos”, afirmó el Gobernador Ruiz Aguilar, resumiendo el espíritu de colaboración que guió esta histórica sesión.

Este encuentro no solo marca un hito en la historia política del Caquetá, sino que también ofrece un rayo de esperanza para una región que aspira a un futuro mejor, donde el desarrollo y la paz sean los pilares fundamentales de su crecimiento.

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